jueves, 11 de junio de 2009

Neanderthal: ¿nuestro peor enemigo? - Fuente: www.educ.ar

Neanderthal: ¿nuestro peor enemigo?
A pesar de las guerras, a pesar de los odios, a pesar de las diferencias que existen entre todos los hombres del mundo, nadie puede negar hoy en día que la humanidad es una sola. Efectivamente pertenecemos todos a la misma especie. Si consideramos la definición que nos da la biología, dos individuos pertenecen a la misma especie siempre y cuando puedan dejar descendencia fértil. Cualquier hombre, con cualquier mujer del mundo –salvo enfermedades de por medio– cumplen con esta condición. Hay una sola especie de humanos.
Que hay una sola especie de humanos también lo ha dicho la genética. El Proyecto Genoma Humano, que en el 2003 completó la secuenciación de los 23 pares de cromosomas del ADN humano, ha corroborado que la distancia genética, es decir, las diferencias a nivel molecular que existen entre dos humanos (entre un asiático y un africano, por ejemplo), no son suficientes como para considerarlos de especies diferentes. Otro es el tema de las razas, que dejamos para otra ocasión.
Pero aunque hoy en día exista una sola especie biológica de humanos, en realidad no es la única que existió. No se sabe cuántas especies de humanos existieron a lo largo del tiempo, pero podemos hablar al menos de unas cinco. Sí, cinco especies de humanos que se han extinguido a lo largo de la historia evolutiva. Hemos compartido el tiempo quizás con dos o tres de ellas. Sin embargo, la especie hermana que más atracción ha causado ha sido sin duda el Homo neanderthalensis, más conocido como el hombre de Neanderthal.
Algunas especies humanas que han existido, su tiempo y su lugar:
-Homo habilis: 2 millones de años (África)-Homo rudolfensis: 1.6 millones de años (África)-Homo erectus: 1.6 millones de años (África, Europa y Asia)-Homo heidelbergensis: 1.6 millones de años (África, Europa y Asia)-Homo ergaster: 1.6 millones de años (África oriental)-Homo neanderthalensis: 130.000-40.000 años (Europa)
Las representaciones que habitualmente vemos de los neandertales nos muestran seres rudos, toscos, agresivos, fuertes. Una mezcla de orangutanes y leones, dispuestos a destrozarnos con sus poderosas manos… o peor aún: ¡capaces de manipular un garrote devastador! Neanderthal se asocia con el hombre de las cavernas, con la humanidad desprovista de cultura y de todos los controles sociales que esta trae. Por otra parte, cuando vemos representaciones de nuestra propia estirpe (Homo sapiens) de la misma época, la imagen es completamente diferente: madres cuidando a sus hijos, cazadores buscando alimento para sus familias o ancianos atesorando una llama. En estas imágenes se esconden, por un lado, algunas concepciones antropocéntricas, y por otro, una mezcla de clichés científicos.
¿Por qué se la han agarrado con el hombre de Neanderthal? ¿Qué tenían los neandertales que no han tenido, por ejemplo, los erectus (Homo erectus)? No podemos tener una respuesta certera, puesto que no nos ha quedado ningún registro histórico de esa época. Todo lo que podemos saber tenemos que inferirlo de los registros paleontológicos, y de consideraciones de tipo arqueológico.
Lo primero que hay que decir es que neandertal y sapiens compartieron no solo el tiempo, también el lugar. Homo neanderthal vivió en Europa hace entre 200.000 y 25.000 años aproximadamente. Thal significa “valle” en alemán, por lo que Homo neanderthal no es ni más ni menos que el “hombre del valle de Neander”, que queda en Alemania.
Sapiens, nuestro antecesor directo (nosotros somos Homo sapiens sapiens) apareció en África hace más de 200.000 años, desde donde se sabe que emigró hacia el resto del mundo empezando, digamos hace unos 60.000 años. En ese momento se produce el gran encuentro entre estas dos especies hermanas ¡y enemigas!
Podemos preguntarnos, legítimamente, si los neandertales eran hombres o no.
¿Eran hombres los neandertales?
Para poder responder esta pregunta, primero deberíamos poder decir qué es un hombre. O más precisamente: ¿qué era un hombre en esa época? Se sabe que estética y genéticamente el Homo sapiens de entonces era igualito al de ahora, pero los cambios culturales que ha habido desde entonces nos dan una apariencia diferente, sin lugar a dudas. Existe evidencia que ha señalado que los neandertales tenían una cultura primitiva, hecho que indicaría un desarrollo cerebral comparable, incluso un lenguaje… Su capacidad craneana (el espacio que ocupa el cerebro en la cabeza) era similar e incluso mayor que la del Homo sapiens. Enterraban a sus muertos, fabricaban herramientas, eran físicamente más fuertes y estaban bien adaptados para soportar fríos intensos. Aunque no hay consenso acerca de su lenguajes, y de su eventual complejidad, es muy poco probable que pudieran hacer todas estas cosas sin él. Probablemente hayan tenido alguna forma de comunicación gutural, o musical, debido a los impedimentos anatómicos de sus estructuras fonéticas. La apariencia física de los neandertales ha sido muy debatida. Muchos autores aventuran que los neandertales han perdurado en la memoria colectiva en forma de algunos mitos populares como los ogros y los trolls, haciendo referencia a su apariencia física y al temor que inspiraban en las poblaciones de sapiens. Con la información que aportaron los esqueletos y los datos genéticos que se han podido obtener de estos, se han realizado algunas reconstrucciones del esqueleto de neandertal y de su apariencia exterior. Estos datos sugieren que podrían ser blancos, pelirrojos, y hasta tener la capacidad de pronunciar vocales y cantar. La gran pregunta entonces es ¿por qué se extinguieron los neandertales?
Si juntamos algunos datos podremos empezar a armar nuestras propias hipótesis. Aparentemente, las poblaciones de neandertales comienzan a disminuir al mismo tiempo que el Homo sapiens sale de África. Según lo que nos enseñara Darwin, dos poblaciones de animales similares, que se alimentan con los mismos recursos y viven bajo condiciones parecidas no tienen otra opción que someterse a la “lucha por la vida”. Esto es lo que muchas veces llamamos supervivencia del más apto e incluso, selección natural.Puede haber sucedido que los sapiens y lo neandertales comenzaran, hace unos 50.000 años, una lucha por los recursos que terminó en la extinción de los neandertales. Quizás algunos neandertales se hayan incorporado a los sapiens, mezclándose con sus poblaciones crecientes; quizás hayan muerto todos en sangrientas batallas, o quizás hayan sido simplemente empujados hacia territorios más hostiles a los que no se pudieron adaptar. Nunca lo sabremos. Pero la imaginación de los antropólogos, los biólogos y muchos escritores nos ha inundado de diferentes versiones de los neandertales. Enemigos de la humanidad, caníbales temerarios o víctimas de la violencia del Homo sapiens, según el autor, hay diferentes versiones acerca de los motivos de su desaparición.
Muchos artistas plásticos han contribuido a la imagen popular de los neandertales. Aquí podemos ver una galería de imágenes relacionadas:
En la película La guerra del fuego, de Jean Jacques Annaud, se nos muestran cuatro poblaciones de homínidos. Los protagonistas, una población de Homo sapiens primitivos, hacen una utilización pasiva del fuego; esto es, son capaces de utilizar el fuego y de transportarlo, de dominarlo parcialmente, pero no crearlo desde cero. Deben mantener una llama viva para poseerlo. Hay dos especies secundarias, agresivas y sanguinarias a la que no parece importarles el fuego. Una de ellas practica el canibalismo. Según la película, llegan, matan, comen y se van. Podrían ser individuos de la especie Homo neanderthal, al menos una de ellas. Finalmente aparece una población más avanzada que tiene una utilización activa del fuego; pueden crearlo a voluntad y utilizarlo con mayor eficiencia. De los encuentros entre estas poblaciones se nutre el argumento central de la película, que estuvo asesorada por un equipo científico que aportó lo que se sabía hasta ese momento. Desmond Morris, un famoso zoólogo, fue quien estuvo a cargo del asesoramiento. Quizás si la película se hiciera de nuevo, los neandertales serían mas parecidos a los elfos de El señor de los anillos, aunque más fornidos.
Ficha técnica de La guerra del fuegoTítulo original: La guerre du feuDirector : Jean-Jacques AnnaudGuiones: J. H. Rosny Sr. (novela); Gérard Brach (guionista)Asesor de lenguaje: Anthony BurguessAsesor de lenguaje gestual: Desmond Morris
En la literatura, y en particular en la literatura de ciencia ficción, ha ocurrido algo un poco diferente con los neandertales: han sido tomados como víctimas. El victimario, por supuesto, es el Homo sapiens. Vamos a mencionar tres versiones sobre los neandertales en la literatura de ciencia ficción.
El primer ejemplo es el de William Golding, premio Nobel de literatura y conocido por su obra El señor de las moscas, donde relata las peripecias de una población de niños educados, que naufragan y se ven entonces liberados de los controles sociales y de la mirada de los adultos. Imperdible.
En el libro Los herederos, Golding relata el encuentro entre una familia de neandertales, quizás la última de ellas, y una población de sapiens. Lo interesante de esta obra, más allá de la forma en que está escrita, es la mirada que nos devuelve sobre nosotros mismos, los sapiens. El autor imagina a los neandertales como una especie pacifica, en armonía con su entorno. No poseen lenguaje articulado, pero pueden comunicarse con una forma de telepatía. Los neandertales de Golding intervienen poco en el entorno. Sin embargo, se encuentran con una población extraña (los sapiens) que llega y modifica todo, enciende hogueras, tala los árboles, etcétera. ¿Y para qué? La respuesta que nos da el escritor está en el miedo. La humanidad es una especie temerosa, destruye su entorno porque le teme. Construye ciudades para alejar la naturaleza, para dominarla y mantenerla a raya. Los neandertales, al igual que el resto de los animales, no vivían con miedo. Los animales se asustan, pero no tienen miedo en forma permanente. Pasado el peligro, el susto desaparece. Los sapiens no. Su capacidad de memoria y de planificación también les da la capacidad de permanecer con miedo y utilizar este sentimiento para organizar su vida. Este es uno de los argumentos de Golding: el miedo como rector de la sociedad humana. Y no está tan equivocado. Si lo pensamos un poco el miedo estructura la religión (miedo al castigo divino), y también la sociedad (miedo a la cárcel, al Estado, etcétera).
Otro ejemplo interesante es el de Isaac Asimov. El escritor ruso-norteamericano, autor de cientos de cuentos y novelas ha tratado siempre de llevar aventuras entretenidas al público basándose en sólidas ideas científicas. Su formación en bioquímica y su curiosidad lo han llevado a especular con la biología, la física, la astronomía, el tiempo, entre otros temas. En el relato “El niño feo”, Asimov se mete con el hombre de neandertal. En este relato, una máquina es capaz de traer algo desde algún lugar del pasado, y es precisamente un neandertal el objetivo de los científicos que lideran el proyecto. Si la posibilidad existiese realmente… ¿elegirían los científicos actuales al hombre de Neanderthal? Quizás prefiriesen traer a Jesús, o algún dinosaurio. Pero neandertal ocupa sin dudas un lugar en la lista de prioridades. Asimov utiliza todo lo que se sabía de neandertal para describir el niño que consiguen traer desde 40.000 años en el pasado.
Se puede leer “El niño feo” en este link.Finalmente, un escritor canadiense, Robert Sawyer, nos ha regalado una emocionante trilogía, El paralaje Neanderthal, donde un experimento científico pone en contacto dos universos paralelos. Nuestro universo se pone en contacto con otro, donde existe un planeta Tierra alternativo en el cual, hace 40.000 años, en lugar de haberse extinguido los neandertales nos hemos extinguido nosotros. Lo interesante es que Sawyer imagina el año 2000 en un mundo neandertal y lo pone en contacto con nuestro mundo. Muchas cosas son similares, el desarrollo científico tecnológico es comparable, el lenguaje también. Pero otras son totalmente diferentes. En uno de los libros, Sawyer especula con la idea de que la religiosidad humana es producto de una mutación genética que nos da la posibilidad de sentir experiencias de tipo religiosoa. Los neandertales no poseen esta mutación, por lo que su sociedad desconoce el concepto de religión y por lo tanto el de vida eterna, el de resurrección, etc. Esto hace que todo tenga que resolverse en vida, puesto que no hay nada más allá. No hay perdón divino, ni posibilidad de redención. Lo que hacemos en esta vida es lo único que cuenta.
Sawyer presenta una sociedad neandertal mucho más respetuosa del ambiente. Por ejemplo, han desarrollado un tipo de arquitectura con árboles, fusionando así las necesidades humanas de seguridad y confort con el entorno natural. La sexualidad neandertal es otro punto llamativo. Sawyer los presenta como bisexuales, separando completamente las funciones reproductivas de las sexuales que, en nuestras sociedades han estado unidas por miles de años. Los hombres y las mujeres neandertales viven geográficamente separados, evitando así, según el autor, muchos de los conflictos sociales que trae la competencia por motivos sexuales y amorosos. Las familias, que existen en un modo muy peculiar, se juntan una vez al mes para disfrutarse mutuamente, en feriados especialmente programados para ello. Robert Sawyer se atreve en esta trilogía con una ciencia ficción antropológica y socialmente especulativa indagando en los puntos más álgidos de las culturas que hemos sabido construir.El paralaje Neanderthal consta de tres libros: Homínidos, Humanos e Híbridos, que hay que leer en ese orden.

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