jueves, 18 de junio de 2009

¿HAY MAS O MENOS DERRAME AHORA QUE EN LOS NOVENTA? - Nota: Diario www.diariolaprensa.com.ar



¿HAY MAS O MENOS DERRAME AHORA QUE EN LOS NOVENTA?


Mitos y realidades de la distribución del ingreso


14.06.2009 Ernesto Kritz y Claudio Lozano coinciden en que hubo una recuperación parcial pero que ha empezado a revertirse. La participación de los asalariados en el PBI estaría tres puntos por debajo de los años de Menem.
Por Agustín De Beitia
Ante los pronósticos electorales agoreros, el Gobierno hace un dramático llamado a defender el modelo progresista o productivo, y agita el fantasma de la exclusión de los noventa. Puede ser su mejor arma de propaganda. Pero es un arma con la que se pega un tiro en el pie, a juzgar por las cifras. Los indicadores sociales están hoy, en el mejor de los casos, en los niveles del 2001, denunció recientemente el candidato a diputado opositor Alfonso Prat Gay. ¿Exageración de campaña? Nada de eso, según dos especialistas consultados por La Prensa.
El gobierno, dice Prat Gay, critica que en los "90 había que esperar a que el vaso se llenara para después ver si había un mínimo derrame. Pero el hecho es que este modelo derramó todavía menos o no derramó nada, asegura.
En una entrevista por televisión, el ex presidente del Banco Central recordó hace unos días que la economía experimentó un alto crecimiento después de la crisis del 2001 pero la distribución del ingreso no mejoró y está apenas al mismo nivel que en esa época. Hoy, añadió, hay más pobres y más indigentes que en los 90.
El economista Claudio Lozano, de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que está en las antípodas de la política noventista, lo corrobora. "Hoy la participación de los trabajadores en el Producto Bruto Interno (PBI) es del 22%, inferior al promedio vigente en los "90, que fue del 25%", admite.
"El régimen de acumulación vigente en nuestro país, en el marco del cual se vio el proceso de crecimiento desde mediados del 2002 hasta el 2007, si bien implicó una mejora relativa respecto del momento más agudo de la crisis, que son los años 2002 y 2003, en ningún momento supuso volver a los niveles de distribución vigentes en la década anterior", dice el economista.
"Por otro lado -añade Lozano-, la mejora que se advierte en la participación de los asalariados en el PBI durante el período que va entre el 2004 y el 2006, porque a partir de allí se interrumpe y comienza otra vez a descender, fue una recuperación concentrada en los sectores asalariados de más altos ingresos, que son los que pudieron discutir un mejor nivel de ingreso dado su nivel de organización y su capacidad para disputar vía organizaciones sindicales".
"En la práctica, los sectores más postergados, es decir el 20% más pobre de la población en la Argentina, perdieron participación", denuncia.
Para Lozano, la conclusión es que "hubo una recomposición lenta, leve, que dejó la distribución por debajo de la que era en los "90, y que fue absolutamente desigual al interior de los propios trabajadores".
"El modelo vigente sigue siendo un modelo de alta concentración y de profunda desigualdad", asegura.
MAS LOGROS
Ernesto Kritz, especialista en economía laboral y políticas sociales, describe una situación similar aunque en su opinión el derrame registrado entre 2003 y mediados de 2006 llegó más abajo en la pirámide social.
"El crecimiento no benefició exclusivamente a los sectores de más altos ingresos, sino que logró beneficiar sobre todo a los sectores de ingresos medios y medios bajos", dice. "Estos últimos pudieron salir de la pobreza en que habían caído por efecto de la crisis".
Kritz coincide con Lozano, sin embargo, en que esa mejora no se hizo extensiva hacia el 20% o 30% que está en la base de la pirámide.
"Muchos de ellos salieron de la indigencia a la pobreza no indigente, pero no lograron trasponer la línea de la pobreza", reconoce.
"Entre 2003 y 2006 salieron de la pobreza 8,5 millones de personas", según Kritz, "no los 14 millones que dice la publicidad oficial".
"Esto ocurrió hasta fines de 2006", dice. "Desde 2007 y hasta mediados del 2008, que es hasta donde llegan mis estimaciones, primero por efecto de la inflación, básicamente por inflación de alimentos, y después por el debilitamiento del mercado de trabajo, parte de los que habían salido de la pobreza volvieron a caer. Son los sectores que estaban un poco en el borde".
"En mi estimación, una de cada cuatro personas que habían salido de la pobreza en los 4 años previos volvió a caer en esta situación", comenta.
"Básicamente hasta donde llegó es a los trabajadores en blanco, y menos a los trabajadores en negro. La pobreza ahí ha continuado siendo muy elevada", explica.
La última estimación con que cuenta Kritz (2008) muestra un índice de pobreza del 32%, y una indigencia de casi el 11%. "Una tercera parte de la población está en situación de pobreza", redondea.
"Es más o menos el mismo nivel que había en 2001, pero estamos peor que en el "98", admite Kritz. "Si uno toma el promedio de la década del "90, con la exclusión de la hiperinflación, la pobreza hoy es mayor. Porque el promedio de los 90 fue del 25%", confirma.
"Con la distribución del ingreso la comparación se nota más todavía. Hoy la desigualdad es ciertamente mayor que en el "98".
Lozano le pone números al contraste. Si se compara el año 1997 con el 2007, es decir el último año de crecimiento pleno de la convertibilidad con el último año de crecimiento pleno de este esquema, hay "1,3 millón de pobres más y 1,8 millón de indigentes más".
QUIEN SE LA LLEVO
¿Cómo se explica que después de un período de varios años de alto crecimiento la distribución de la riqueza haya empeorado? Para Lozano, la respuesta es que hubo una mayor concentración de la riqueza.
"Las 200 firmas más importantes del país en facturación, que en el "97 representaban el 31% del PBI, en el 2007 pasan a representar con su facturación el 56% del Producto Bruto", ejemplifica.
"Junto con este proceso hay también una mayor desigualdad que se expresa en el hecho de que, si bien el PBI en la Argentina creció un 30% respecto del "97, el desempleo cayó mucho menos (apenas un 19%), el ingreso promedio de los ocupados se desmoronó un 22% en valores reales y los asalariados no registrados eran más en porcentaje en el 2007 que en el "97", puntualiza.
"La consecuencia de esto es que hay 1,3 millón de pobres más y 1,8 millón de indigentes más que los que había en aquel momento", añade.
"Acá hay un proceso de deterior social que se va acumulando y tiene distintos escalones", señala Lozano. "El último escalón es esta etapa, en la cual hubo una recuperación respecto de la crisis pero sin políticas adecuadas y por lo tanto concentrada en una parte reducida de la población asalariada".
"La pauperización de la sociedad no sólo no se resolvió sino que se transforma cada vez en más intensa", denuncia. "Porque ya hay bolsones de población que están en el orden del 15% o 20% que están viviendo en situación de pobreza desde hace décadas".
"En gran medida -analiza Lozano- la pérdida de consenso del gobierno actual, más allá de todas las cuestiones que puedan mencionarse, tiene que ver con el hecho objetivo de que en el inicio del proceso de salida de la crisis es obvio que la gente valora el hecho de dejar de estar desocupado, y pasar a tener un trabajo, aunque sea mal remunerado. Pero una vez que eso ocurre, y al pasar el tiempo, creciendo la economía pero sin que esto se traduzca en una recuperación de ingresos que le permita volver al estadio anterior, ahí es donde aparecen mayores niveles de exigencia".
"Una cosa es la memoria de la crisis inmediata, que hace que uno justifique cualquier tipo de salida, y otra cosa es cuando se estabiliza la situación. Ahí es donde uno empieza a decir: Bueno, pero por qué si se recompone la economía, a punto tal incluso de que termina siendo mayor de lo que fue en la década del "90, yo no puedo retornar siquiera a los niveles de ingreso que tenía en aquel momento", añade.
Pese a las cifras, el gobierno continúa con la que cree su mejor arma de campaña. La semana pasada, durante un acto en el microestadio de Racing, en Avellaneda, el ex presidente Néstor Kirchner volvió a comparar la situación actual con los años previos a su gestión, y esta vez pidió un vaso con agua para ilustrar la falta de derrame de la década anterior.

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